
Se acabó.
Finalizó una de las etapas mas importantes de mi vida. 22 años de servicio (mas los 42 de mi padre) tocan a su fin. Por la puerta de atrás, sin ruidos, como efectivamente los hijosdeputa que manejan el cotarro querían. Les ha salido bien la jugada. Hasta es posible que alguno de esos perros que decidieron hacer todo el daño posible para conseguir «sus» objetivos estén de enhorabuena. Realmente yo soy el que está en otro plano en este momento. Veo la cosas desde un par de metros ( o tres ) del suelo. Posiblemente debido a los jimtómics, pero sobrevuelo su hijoputez y su mala fé,y realmente no les deseo lo mejor. Es más, no sería políticamente correcto desearles lo mejor.
¿Resentimiento?. Es muy posible. ¿Se me pasará? Es muy posible. De momento no quiero que sea así.
Ya pasará. Cuando tenga que ser.
Aquí y ahora mi felicidad supera mi odio ( que si, que si…que el odio lleva al lado oscuro), pero no quiero que se me olvide demasiado pronto lo malnacidos que han sido conmigo y con montones de buena gente.
Hablan de esto: